El comportamiento reactivo de los perros es un problema muy común en la actualidad. A veces puede ser un gran problema y una gran preocupación. Tener que estar siempre atento a la conducta y a las reacciones de tu perro puede ser agotador. Existe también una tendencia errónea a calificar como reactividad cualquier comportamiento agresivo del perro. Afortunadamente se puede aprender a reducir y a eliminar la reactividad canina en tu perro. Te invitamos a seguir leyendo este artículo para entender cuando un perro es reactivo, el origen de este problema y como solucionarlo.
¿Qué es la reactividad canina?
Un perro reactivo es aquel individuo que no sabe gestionar bien la información de su entorno y se comporta de forma completamente emocional, en la mayoría de las ocasiones, ante un estímulo o hecho determinado (perros, personas, bicicletas, motos, coches, patines, niños corriendo, que un desconocido se le acerque, etc), manifestando comportamientos exagerados y fuera de control.
Lo que quiere básicamente el perro es alejarse del estímulo que considera amenazante o bien acercarse de manera poco controlada para mantener un contacto social.
La reactividad aparece cuando los comportamientos incontrolables que manifiesta el perro son el resultado de una respuesta emocional, teniendo en cuenta que la emoción siempre antecede a un comportamiento.
Lo primero que conviene aclarar es que la reactividad canina no está asociada a emociones específicas sino a la forma en la que los perros gestionan dichas emociones. El perro reactivo responde de forma completamente emocional (alejada de la cognitividad), desproporcionada, exagerada en intensidad y duración ante un estímulo o hecho determinado, y además en la mayoría de las ocasiones que aparece el estímulo que la desencadena. Ya que si le ocurre muy puntualmente, y el resto de las veces se contiene y autocontrola, no se podría catalogar como reactividad canina. Generalmente estas reacciones incontrolables vienen cuando el perro está sujeto por la correa y no tanto cuando está suelto. Con la reactividad el perro no sabe controlarse y entra en lo que se llama “rapto emocional’’, esto se da cuando el perro se desconecta por completo y se desborda en su emoción, en este punto no hay ningún elemento ni golosina canina, que lo haga salir de su estado de excitación.
Las respuestas emocionales asociadas a la reactividad canina
En el caso de perros reactivos, el impulso emocional se activa por encima del cognitivo haciendo que el perro se muestre emocionalmente desbordado. En este momento su interpretación de la realidad se distorsiona y provoca reacciones emocionales desproporcionadas como por ejemplo gruñir, ladrar, erizarse, enseñar los belfos, abalanzarse o intenta agredir.
Se habla mucho y se ha aceptado muy bien la reactividad en los perros generalmente para referirse a problemas de comportamiento canino relacionados con emociones negativas como la agresividad, el miedo o la frustración. Pero cuesta más aceptar que un perro puede ser reactivo en situaciones que no impliquen agresividad, miedo o frustración, como por ejemplo al encontrarse con una persona conocida y afable. Por lo tanto es muy importante entender que la reactividad canina puede ir unida a emociones tanto positivas como negativas del perro. Por ejemplo, una emoción positiva puede ser la alegría, y una emoción negativa puede ser el miedo. Un perro por miedo puede ser reactivo ante una persona desconocida, y el mismo perro por alegría puede ser reactivo ante una persona conocida y afable. En este último caso, la emoción que surge es de alegría y el perro, llevado por ella, responde de forma desproporcionada siendo incapaz de calmarse rápidamente, mostrando una conducta desbordante en intensidad y desordenada en la forma y, a veces, manteniéndola en el tiempo mucho más allá de lo necesario (minutos después de que la persona ya le ha saludado), ya que es incapaz de desactivar o diluir progresivamente su emoción.
La respuesta reactiva del perro evidencia una mala gestión de sus capacidades cognitivas y analíticas. Y por consiguiente, es incapaz de actuar con un orden. Lo contrario a actuar con un orden es reaccionar, es decir, activarse repentinamente sin ningún tipo de análisis o evaluación sobre que opción conductual es la más apropiada. Obviar el análisis es útil en situaciones de peligro inminente al permitir ahorrar un tiempo precioso, pero problemático en muchos otros contextos que no entrañan ese riesgo inmediato y real.
Es importante entender que el perro no nace reactivo, sino que es una conducta que se modela a lo largo de su vida. Un perro puede desarrollar reactividad cuando es cachorro o cuando es adulto. La reactividad canina es tratable en cualquier etapa del perro. En NOBLECAN hemos tenido muchos casos exitosos de corrección de reactividad canina tanto en edades tempranas como en edades adultas de nuestros alumnos.
Hay que tener muy claro que la reactividad canina no es un problema hormonal sino conductual, es un estado mental del perro basado en sus emociones. Por lo tanto en cuanto a la decisión de la castración de machos/esterilización de hembras, deberá ser el profesional correspondiente quien decida su conveniencia. En este sentido, será un etólogo canino en consonancia con un educador canino especializado en modificación de conductas caninas quienes decidan sobre la necesidad de la castración/esterilización. En NOBLECAN contamos con este tipo de profesionales que ofrecen una solución integral en los casos de reactividad canina.
Señales de la reactividad en perros
Aunque algunas de las señales ya las hayamos mencionado anteriormente vamos a detallarlas un poco más:
- Ladridos fuertes
- Mostrar los dientes
- Gruñir
- Se abalanza hacia el estímulo
- Tira de la correa
- Movimientos corporales exagerados
- Cambios emocionales con nervios o inseguridad
- Intentos de agredir
- No atiende a órdenes sencillas en esos momentos
Causas de la reactividad en perros
Los etólogos consideran que no hay un único motivo que provoque la reactividad canina y las causas pueden ser múltiples:
- Mala o falta de socialización temprana
- Miedos
- Fobias
- Ansiedad
- Excitación excesiva
- Educación incoherente o basada en castigos
- Baja tolerancia a las frustraciones
- Fuerte deseo de saludar o de juego
Por otra parte, la asociación norteamericana dedicada a la protección animal Dumb Friends League creada en 1910 habla de tres motivos recurrentes en un comportamiento canino reactivo:
- Frustración
Cuando algunos perros están cohibidos por algún motivo, por ejemplo retenidos por la correa o tras una puerta, y la tensión de no poder desenvolverse libremente como les gustaría en esa situación hace que se frustren y reaccionen, desencadenando así el comportamiento reactivo.
En las ocasiones que esa frustración es provocada por la tensión que los tutores ejercen sobre la correa, lo ideal y lo más beneficioso es aprender a manejar la correa adecuadamente guiado por un buen educador canino.
- Miedo
Algunos perros pueden ser muy temerosos y asustadizos cuando ven a una persona, animal o algunos elementos. Este problema puede ser el resultado de una experiencia traumática vivida en el pasado o puede ser debido a una falta de socialización.
- Comportamiento aprendido
Puede suceder que el perro se comporte reactivamente porque cuando, desde pequeño, intentaba acercarse a una persona o perro, recibía un tirón de correa. Pudo pasar entonces que el perro comenzó a asociar a las personas o perros con los tirones y ahora, cada vez que se encuentra con ellos, recuerda ese tirón y tiene una respuesta reactiva.
¿Mi perro es reactivo con otros perros?
Aquí hablamos de perros que pueden ser muy sensibles y posiblemente hayan tenido una mala experiencia en el pasado con otro perro. En estos casos es muy habitual que solo sea reactivo hacia una raza en concreto o un tamaño determinado porque en el pasado haya supuesto una amenaza para su seguridad.
Entender y rehabilitar a tu perro reactivo: qué hacer ante un caso de reactividad canina
En primer lugar, hay que entender que para el perro, el estímulo al que se enfrenta (otro perro, persona o bicicleta) es una amenaza o algo que le supone una curiosidad tremenda y por ello se comporta de esa manera desmesurada que hemos descrito anteriormente.
Y en segundo lugar hay que tener muy presente que cuando el perro tiene una reacción reactiva en ese momento no hay nada que le saque de ese estado que le desborda.
Por supuesto, contar con la ayuda de un profesional de la reactividad canina es siempre la primera recomendación para gestionar la reactividad en nuestros perros.
Los profesionales recomiendan las siguientes pautas a tener en cuenta:
- Lo primero es intentar evitar, en la medida de lo posible, exponer al perro al estímulo que le provoca reactividad durante un tiempo e ir modificando la conducta en casa para que aprenda a controlarse y a gestionar el estrés de forma adecuada en un entorno más tranquilo.
- Se trabajará la obediencia relajada primero en casa y después en el paseo, con el refuerzo positivo correspondiente (golosinas caninas, caricias, juego) y así se conseguirá en el perro un estado general de más autocontrol.
- Enseñar al perro algunas conductas de reorientación como el ejercicio de «mírame«. Cuando el perro integre estos aprendizajes hay que utilizarlos para redirigirle en los momentos que vaya a reaccionar ante el estimulo.
- El siguiente paso es introducir el estímulo desencadenante de la reactividad a una distancia suficiente para que el perro lo note pero lo tolere (sin llegar nunca a provocar la máxima reacción). La clave está en distraer al perro con algún objeto, comida, palabras agradables, el «mírame» y/o practicar ejercicios de obediencia, es decir, enfocar su atención en el guía que lleva la correa.
- Una vez que el perro haya controlado su conducta y haya aprendido a gestionar la situación, hay que felicitarle efusivamente con el refuerzo positivo correspondiente (golosinas caninas, caricias, juego).
- Si nos encontramos en una situación en la que el perro reacciona y no podemos redirigir su atención tenemos que intentar alejarlo lo más sutilmente posible del estímulo que le provoca la reactividad.
- Hay que ser conscientes de que es un trabajo a largo plazo que puede durar mucho tiempo y que mientras se realiza el perro no debe enfrentarse en toda su magnitud al estimulo detonante de su reactividad sino que debe hacerse de manera progresiva (así reducimos el riesgo de dejar huellas emocionales y empeorar el problema), hasta que al final el perro pueda estar cerca del estímulo sin producirse la reacción.
Qué no hacer ante un perro reactivo
- No se le debe castigar
Los castigos solo empeorarán la reactividad del perro. Intentar castigar o refrenar físicamente a un perro reactivo puede provocar que intensifique su comportamiento, y el resultado probable es una mordedura o un ataque grave. Él simplemente no sabe hacerlo mejor y hay que enseñarle. Ten paciencia y muéstrale tu cariño más que nunca. Tu perro no aprenderá en una tarde pero con constancia y paciencia, lo conseguiréis.
- No le agobies
Con 10 minutos de adiestramiento al principio será suficiente para que vaya aprendiendo, no perdamos el interés que tiene por aprender.
- No premies antes de tiempo
No le entregues el premio antes de que haga lo que quieres. Si no perderá efectividad el trabajo.
- No tires de la correa
No tenses la correa antes de que se le acerque una persona u otro perro. Nunca hay que tirar de la correa y mucho menos antes de que se produzca la reacción. Te estarías anticipando a la reactividad y si, por un casual, el perro no lo iba a hacer, le habrás incitado a ello con el tirón.
¿Un perro reactivo es un perro agresivo?
Muchas veces se confunden ambos términos y se piensa que la reactividad canina es lo mismo que la agresividad canina. Lo primero que hay que aclarar es que un perro reactivo no es agresivo, simplemente lo que ha aprendido es que mordiendo la “amenaza” se aleja. No es agresividad, es falta de control y de gestión del entorno.
Hay expertos que aclaran que las emociones no están asociadas a las conductas reactivas pero sí la forma de gestionar esas emociones son las que determinan la aparición de reacciones más impulsivas.
Es importante saber que la agresividad es la intención de querer causar daño, el perro va a agredir al estímulo (sea perro, persona, ciclista, etc). La reactividad canina puede encontrarse o no en la base de una respuesta agresiva. Existen muchas respuestas de agresión en las que no existe componente reactivo alguno, por ejemplo un perro que agrede o amenaza protegiendo comida. Y viceversa, existen respuestas reactivas sin ninguna carga agresiva, por ejemplo un perro que se abalanza y ladra de manera desproporcionada ante el acercamiento a un perro y cuándo llega a él en ningún momento agrede.
Conclusiones
En definitiva, un perro reactivo es un animal que siente miedo, frustración o ha aprendido de forma inadecuada algún comportamiento negativo ante ciertos estímulos externos. Hay que enseñarle de forma positiva como modificar esa conducta para que pueda llegar a controlar esos impulsos tan exagerados.
Esperamos que este artículo te ayude a entender mejor el concepto de reactividad canina y qué es un perro reactivo.
Es normal que te surjan dudas a la hora de tratar la reactividad canina de tu perro y en la mayoría de las ocasiones la reactividad canina es un comportamiento que necesita la guía de un experto: que pueda realizar un buen diagnóstico, ya que cada caso es diferente, y que pueda proporcionar el tratamiento correspondiente. En este caso siempre podrás acudir a profesionales que conozcan en profundidad la psicología animal y el adiestramiento canino que, con total seguridad, te ayudarán a tratar la reactividad de tu mejor amigo. En NOBLECAN contamos con un servicio específico para tratar la reactividad canina de tu perro y con buenos profesionales que te podrán ayudar cuando lo necesites.